La piel es el órgano más grande de nuestro organismo y también es un órgano muy curioso. Inteligente y exigente a partes iguales, si sabemos tratarla como se merece, nos brinda luz, belleza y salud. Hoy os contamos algunas curiosidades de la piel que seguramente no sabías:
1
Es el órgano más extenso del cuerpo humano. Además, no sólo tiene una función de cobertura y protección, sino que actúa en múltiples procesos de nuestro organismo, como la síntesis de vitamina D, termorregulación, actividad sensorial, inmunológica, etc. La superficie de la piel de un individuo adulto alcanza unos 2 metros cuadrados y 4-5 kg de peso.
2
La piel tiene el mismo origen que el sistema nervioso central. Durante el periodo embrionario, en el que se forman nuestros órganos, la piel y el sistema nervioso central se originan de la misma capa conocida como ectodermo. Este hecho tiene mucha relevancia, haciendo que existan enfermedades comunes o que situaciones como el estrés psicológico puedan empeorar o desencadenar múltiples enfermedades de la piel. Es decir, lo que nos afecta por dentro nuestra piel lo refleja por fuera.
3
La piel cicatriza de forma diferente en las distintas partes de tu cuerpo. Ante cualquier agresión, nuestra piel pone en marcha los mecanismos necesarios para repararse, pero la intensidad, velocidad y tipo de reparación es muy variable si la herida se ha producido en la cara o en una pierna. Zonas como el escote, hombros u orejas son zonas de alto riesgo para desarrollar queloides o cicatrices hipertróficas. La cara u otras zonas muy vascularizadas tienden a cicatrizar rápido, todo lo contrario de lo que ocurre por ejemplo en las piernas.
4
La piel se renueva constantemente. La epidermis, que es la capa más superficial de la piel, se compone de diferentes láminas ordenadas en forma de “pisos”. Las células de cada una de estas láminas van madurando en superficie hasta que se descaman de forma imperceptible, dando lugar a un proceso de renovación constante. El periodo medio de este recambio suele ser de 21 días.
5
Cuando la piel envejece no solo nos salen arrugas. Es cierto que lo más visible de la piel con el paso de los años es la presencia de arrugas, por la degeneración y disminución de las fibras elásticas, pero no es el único signo de una piel envejecida. Aparecen también manchas, causadas por alteración de los melanocitos, que son las células cargadas de melanina. Además, la piel tiende a aparecer más seca por disminución en su capacidad de retener agua y por la pérdida de componentes de la barrera cutánea.
6
La piel es capaz de reconocer lo que no es propio de ella e intenta eliminarlo. En realidad, éste es un mecanismo de defensa contra infecciones, cuerpos extraños, etc. La piel, mediante su propio sistema inmunológico, “escanea” constantemente su superficie para evitar que la atraviese cualquier sustancia o agente nocivo para el organismo. En ocasiones, si las partículas que llegan a nuestra piel son demasiado grandes, como ocurre con los tatuajes, no es capaz de eliminarlas completamente.
7
La piel interviene en la síntesis de vitamina D, ya que uno de los pasos más importantes en la síntesis de esta vitamina se produce en ella. La piel interviene en la salud ósea.
8
El color de tu piel no depende de la cantidad de melanocitos. Es normal pensar que las pieles más oscuras tienen mayor número de melanocitos, pero no es así. El color de piel depende en mayor medida del tipo de melanina y del tamaño y distribución de los melanosomas. Estos últimos son los “sacos” en los que se concentra la melanina y que se distribuyen en las distintas capas de la piel.
9
La piel y las uñas tienen mucho en común. En realidad, las uñas son estructuras especializadas formadas por la matriz ungueal que se encuentra en la piel próxima a la uña. Muchas enfermedades que afectan a la piel, se pueden manifestar en las uñas.
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Es el órgano más extenso del cuerpo humano. Además, no sólo tiene una función de cobertura y protección, sino que actúa en múltiples procesos de nuestro organismo, como la síntesis de vitamina D, termorregulación, actividad sensorial, inmunológica, etc. La superficie de la piel de un individuo adulto alcanza unos 2 metros cuadrados y 4-5 kg de peso.
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La piel tiene el mismo origen que el sistema nervioso central. Durante el periodo embrionario, en el que se forman nuestros órganos, la piel y el sistema nervioso central se originan de la misma capa conocida como ectodermo. Este hecho tiene mucha relevancia, haciendo que existan enfermedades comunes o que situaciones como el estrés psicológico puedan empeorar o desencadenar múltiples enfermedades de la piel. Es decir, lo que nos afecta por dentro nuestra piel lo refleja por fuera.
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La piel cicatriza de forma diferente en las distintas partes de tu cuerpo. Ante cualquier agresión, nuestra piel pone en marcha los mecanismos necesarios para repararse, pero la intensidad, velocidad y tipo de reparación es muy variable si la herida se ha producido en la cara o en una pierna. Zonas como el escote, hombros u orejas son zonas de alto riesgo para desarrollar queloides o cicatrices hipertróficas. La cara u otras zonas muy vascularizadas tienden a cicatrizar rápido, todo lo contrario de lo que ocurre por ejemplo en las piernas.
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La piel se renueva constantemente. La epidermis, que es la capa más superficial de la piel, se compone de diferentes láminas ordenadas en forma de “pisos”. Las células de cada una de estas láminas van madurando en superficie hasta que se descaman de forma imperceptible, dando lugar a un proceso de renovación constante. El periodo medio de este recambio suele ser de 21 días.
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Cuando la piel envejece no solo nos salen arrugas. Es cierto que lo más visible de la piel con el paso de los años es la presencia de arrugas, por la degeneración y disminución de las fibras elásticas, pero no es el único signo de una piel envejecida. Aparecen también manchas, causadas por alteración de los melanocitos, que son las células cargadas de melanina. Además, la piel tiende a aparecer más seca por disminución en su capacidad de retener agua y por la pérdida de componentes de la barrera cutánea.
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La piel es capaz de reconocer lo que no es propio de ella e intenta eliminarlo. En realidad, éste es un mecanismo de defensa contra infecciones, cuerpos extraños, etc. La piel, mediante su propio sistema inmunológico, “escanea” constantemente su superficie para evitar que la atraviese cualquier sustancia o agente nocivo para el organismo. En ocasiones, si las partículas que llegan a nuestra piel son demasiado grandes, como ocurre con los tatuajes, no es capaz de eliminarlas completamente.
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La piel interviene en la síntesis de vitamina D, ya que uno de los pasos más importantes en la síntesis de esta vitamina se produce en ella. La piel interviene en la salud ósea.
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El color de tu piel no depende de la cantidad de melanocitos. Es normal pensar que las pieles más oscuras tienen mayor número de melanocitos, pero no es así. El color de piel depende en mayor medida del tipo de melanina y del tamaño y distribución de los melanosomas. Estos últimos son los “sacos” en los que se concentra la melanina y que se distribuyen en las distintas capas de la piel.
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La piel y las uñas tienen mucho en común. En realidad, las uñas son estructuras especializadas formadas por la matriz ungueal que se encuentra en la piel próxima a la uña. Muchas enfermedades que afectan a la piel, se pueden manifestar en las uñas.