Perfil psicológico
Erich Fromm (1900), psicoanalista alemán, consideró que las personas en pareja, dependientes emocionalmente de otros, tienden a tener impulsos masoquistas y sádicos hacia su pareja, como resultado del miedo a quedarse solos, lo explica de la siguiente manera:
Cabe, pues, diferenciar entre el sadomasoquismo, el sadismo y el masoquismo. Para Fromm, en su libro El Miedo a la Libertad [1], los rasgos del carácter masoquistas como los sádicos tienden a ayudar al individuo a evadirse de su insoportable sensación de soledad e impotencia. Y ese miedo lo manifiestan de la tres posibles siguientes maneras.
Comportamientos masoquistas
La persona trata de dominar y de tener poder sobre otra, pero no para destruirla sino para conservarla a su lado.
En las personas tanto los comportamientos masoquistas y sádicos van oscilando en el tiempo, estos comportamientos masoquistas están presentes en las relaciones de pareja y son consideradas como expresiones de amor, los comportamientos sádicos son considerados como expresiones de celos y obsesión con la pareja.
Así que ahora, podemos reflexionar sobre nosotros y cuestionarnos si preferimos la libertad individual y hacer frente a la soledad o bien preferimos someternos a alguien o manipular a un tercero con tal de no encontrarnos solos.
Erich Fromm (1900), psicoanalista alemán, consideró que las personas en pareja, dependientes emocionalmente de otros, tienden a tener impulsos masoquistas y sádicos hacia su pareja, como resultado del miedo a quedarse solos, lo explica de la siguiente manera:
El objetivo del masoquista es abandonar su propia identidad individual, la que es libre, ya que considera que la condición de libertad del individuo significa la soledad, algo que le aterroriza, por ello busca a algo o a alguien a quien encadenar su yo. El sadismo comparte con el masoquismo ese miedo a encontrarse sólo cuando pierde a su objeto de sometimiento. Por lo que el masoquista y el sádico, crean la unión de un yo individual con otro, capaz de hacer perder a cada uno la integridad de su personalidad, haciéndolos recíprocamente dependientes, con un objetivo común, no encontrarse solos.
Cabe, pues, diferenciar entre el sadomasoquismo, el sadismo y el masoquismo. Para Fromm, en su libro El Miedo a la Libertad [1], los rasgos del carácter masoquistas como los sádicos tienden a ayudar al individuo a evadirse de su insoportable sensación de soledad e impotencia. Y ese miedo lo manifiestan de la tres posibles siguientes maneras.
Comportamientos masoquistas
- La persona se siente pequeña y desamparada: la persona intenta someterse a otra, al cual le concede una fuerza abrumadora sobre ella, es capaz de auto convencerse que no puede hacer nada para evitarlo, puesto que se reconoce como más pequeño y desamparado.
- Dejarse abrumar por el dolor y la agonía, las personas pensamos que hay que pagar un costo de sufrimiento, pero que al final llegará la paz interior y la tranquilidad, pensamos que es el precio que hay que pagar por no estar sólo, aún a sabiendas que ese final de felicidad no suele llegar.
- Abandonarse al efecto de la embriaguez: la persona prefiere renunciar a su propio yo, a su propia personalidad, entregándolo a otro individuo que tomará decisiones por ella, asumirá responsabilidades por ella, pero al formar parte de una persona, no se sentirá sola y no tendrá que asumir dudas en la toma de decisiones.
La persona trata de dominar y de tener poder sobre otra, pero no para destruirla sino para conservarla a su lado.
En las personas tanto los comportamientos masoquistas y sádicos van oscilando en el tiempo, estos comportamientos masoquistas están presentes en las relaciones de pareja y son consideradas como expresiones de amor, los comportamientos sádicos son considerados como expresiones de celos y obsesión con la pareja.
Así que ahora, podemos reflexionar sobre nosotros y cuestionarnos si preferimos la libertad individual y hacer frente a la soledad o bien preferimos someternos a alguien o manipular a un tercero con tal de no encontrarnos solos.