Aprender a gestionar las cargas mentales
Hemos hablado largo y tendido de las cargas mentales -esa toma de decisiones cotidianas que resta tiempo y energía de forma invisible-, pero es importante recordar que la forma en la que las afrontamos también depende de nosotros. “La carga mental se puede hacer insoportable. A lo largo del día vamos recibiendo millones de estímulos y experimentando millones de situaciones que pueden ir de muy leves a graves y de positivas a negativas. Desde que nos levantamos de la cama nos empiezan a pasar cosas: no funciona la cafetera, se nos queman las tostadas, hemos quedado con una amiga y llega tarde… Sin darnos cuenta, en la búsqueda de explicaciones vamos haciendo valoraciones negativas de esos hechos y todos estos pensamientos destructivos cobran más fuerza y opacan lo que nos pasa de bueno. Vamos acumulando las experiencias, tanto cotidianas como históricas a nivel vital, que nos han causado preocupaciones o traumas en el peor de los casos y también vamos acumulando las emociones desagradables que de ellas se derivan. Además las mezclamos, generando una montaña de residuos psíquicos, compuesta de malos recuerdos, pensamientos negativos y emociones desagradables indiferenciadas", explica Berrozpe Blasco.
Hemos hablado largo y tendido de las cargas mentales -esa toma de decisiones cotidianas que resta tiempo y energía de forma invisible-, pero es importante recordar que la forma en la que las afrontamos también depende de nosotros. “La carga mental se puede hacer insoportable. A lo largo del día vamos recibiendo millones de estímulos y experimentando millones de situaciones que pueden ir de muy leves a graves y de positivas a negativas. Desde que nos levantamos de la cama nos empiezan a pasar cosas: no funciona la cafetera, se nos queman las tostadas, hemos quedado con una amiga y llega tarde… Sin darnos cuenta, en la búsqueda de explicaciones vamos haciendo valoraciones negativas de esos hechos y todos estos pensamientos destructivos cobran más fuerza y opacan lo que nos pasa de bueno. Vamos acumulando las experiencias, tanto cotidianas como históricas a nivel vital, que nos han causado preocupaciones o traumas en el peor de los casos y también vamos acumulando las emociones desagradables que de ellas se derivan. Además las mezclamos, generando una montaña de residuos psíquicos, compuesta de malos recuerdos, pensamientos negativos y emociones desagradables indiferenciadas", explica Berrozpe Blasco.